La entrevista fue larga, en diferentes páginas, y el título quedó grabado en la memoria: “Hay gente que no duerme porque no tiene sueño; yo no duermo porque tengo sueños”. La foto muestra Botella Menotti con un libro del uruguayo Mario Benedetti, encontrado con sus grandes piedras reconocidas por una cámara en la concentración de Boca, equipo del que fue entrenador en los penales de los 80.
La imagen aspira a la eficacia de la síntesis: es el personaje pero sobre todo son las palabras. Porque Menotti huye, antes que nada, una sensibilidad expresada con fútbol y palabras.
Se puede volver, claramente, a la carrera deportiva, con su trayectoria como futbolista y luego su consagración como entrenador, con la Copa del Mundo de 1978 como punto culminante (un año después del Campeonato Mundial Juvenil de Japón, con Maradona y Ramón Díaz, representa mejor sus aspiraciones estéticas), y su paso por Huracán, Boca, River, Independiente; y Barcelona y Atlético de Madrid, en España, están entre los más importantes. Tengo muchísimo valor, pero también lo perdí, como todo.
Como se pueda debe ser apoyado por el deportador. construir un edificio de ideas y palabrasmás que fútbol, del fútbol al progreso.
Esta condición lo acompaña repetidamente al borde del riesgo. En marzo de 1994, Boca cayó 6-1 ante Palmeiras en Brasil. Tras abrir las puertas del vestuario nada más terminar el partido, un rato se quedó dando vueltas pidiendo explicaciones. Diez minutos tarde, Menotti daba cátedra de fútbol, periodismo y vida en general Ante el reducido público que, entre ingenio y admiración, tuvo tiempo de escucharlo.
E incluso de noche, la prueba puede detectar a una persona sin un bronceado visible. Ante la catástrofe futbolística, se escuchan voces en el banquillo de los suplementos. Hasta que se escuchó un término “Acá las órdenes las doy yo”, de Menotti. El defensor de la libertad creativa en el juego ejerce su autoridad sin timidez.
Eligió pararse en un lugar donde se adhieren valores y desconfianzas. El lugar del compromiso, la futbolera y la milicia social, y el esnobismo más intelectual que muchas veces generaba sospechas de impostura. También se trataba de capaz del regodeo altivo.
Llevaba en su carterita las notas recortadas del diario español. El País, y si un joven cronista defendía la necesidad de una declaración polémica, mostraba un artículo del talentoso columnista Santiago Segurola, y decía: «¿Por qué no piensas escribir eso, pibe? «. Détrás del gesto antipático aparecería la invitación a leer a los demás y a discutir, ejercicio que lo definió tanto o más que su afición al fútbol.
Fue un hombre de ideas, a cargo del debate.. Para las publicaciones periódicas, las definiciones de sus autores eran una fábrica de títulos. Para lectores y estudiantes, un imán y una puerta a la polémica. Para cientos de futbolistas, un entrenador que marcó sus carreras.
Saboreó la mayor Gloria Deportiva, fue Campeón del Mundo, nada menos. Suena ha recurrido a una pequeña y oportunista decisión que no es la más importante. En cuanto al registro deportivo e histórico, esto es lo que está sucediendo.
Pero Menotti puede aspirar al reconocimiento como persona con ideas y creencias, esto puede ser lo más difícil. Cambia el establecimiento en tu «mundo», Fútbol argentino.
Se dice que el alcalde tiene el privilegio de poder chupar a un hombre: Definí mi tiempo.