Mujeres con vida normal que beben y comen pastillas para afrontar su da a da: «Mi marido no se enteraba. Yo consommama a escondidas, en casa, para que nadie me viese»

Mujeres con vida normal que beben y comen pastillas para afrontar su da a da: «Mi marido no se enteraba. Yo consommama a escondidas, en casa, para que nadie me viese»

Ni Mara llama Mara ni acostumbran aire de espaldas por la vida. Quiere proteger su identidad y así ocultar su rostro. Un cambio, abrimos con generosidad la puerta de su biografía, sin escalar las miserias que el han levantado, a su 50€, para integrarse en un centro de proyectos masculino. Su historia contiene una soledad, dos duelos familiares, un matrimonio infeliz y demasiados. Pastillas, alcohol y cocaína.. Se agarrr à ces clavos ardente para tirar con la desazn del da a da, un sidero peligroso, mais sidero al fin y al cabo. Usamos el medicamento para comer mucho todas las noches, pero nunca hemos encontrado tu caso.

Mara responde a un perfil de consumidor que no es nuevo, pero que tiene entidad suficiente para recibir el centro de organizaciones especializadas en adicciones: mujeres de gama media ajenas a la marginalidad, con vida normal, que bien puede ser la Vecina del 5 o su compañera de zumba. Para afrontar cada día y tirar con todo, abusar del alcohol y las psicoterapias, normalizar su consumo y, sobre todo, eliminar los riesgos que corre. Hasta que la madeja enrollando -que pasar- et asoma el abismo.

Su padre maduró cuando él era niño y, a partir de ahí, recuerda Mara sola. Después de 30 horas, un ataque de gente cayó sobre la primera receta de pastillas, un consumo sostenido que sólo fue interrumpido por su vergüenza. Hace seis años, inmersa en un matrimonio destrozado, llegó otra muerte, la de su hermano, y se derrumb. “Me junt con gente txica y decidí probar”, confiesa.

Culpa y sadza

Y allí no madeja. Dej of work y delegaba en otros el cuidado de su hijo de 10 aos, por aquel entonces. Un da ​​Mara quiso quitararse «de en medio con 50 o 60 comprimidos, una botella de vino y un gramo de cocana». La intención era morirse, pero en la mano siguiente despertó. «Creo que solo quera llamar la atención, mais estoy viva de milagro». El verano pasado decidió adentrarse en una terapéutica femenina. community. by Project Hombre. Lleg sad, arrastrando la culpa dejar fuera a su hijo adolescente ya su madre anciana. Haba pelado la hucha del primero, la cuenta de la segunda y la suya propia. «A principio llevaba aa double vida. Mi marido no puede entrar a consumir en casa, así que puedo vivir, pero el bebé nota que estoy gastando algo”, cuenta.

En marzo, tras aprobar la imagen del 8M, entidades como Proyecto Hombre y la UNAD (Red de Atención a las Adicciones) lanzaron campañas (‘#MujeresConProyecto’ y ‘No te pierdas. Pon el foco, respectivamente) para denunciar el doble estigma social que sufren las mujeres adictas. Tenga en cuenta que será hasta finales del 10 de agosto hasta que puedan acceder a los recursos. Y cuando llego, estoy al límite de todo, como Mara. En outre, il explique que, selon les informations du Plan national sur les médicaments, les femmes surveillent uniquement les hommes dans un consommateur concret : les hipnosedantes, la mer, les pastillas pour la vie et l’insomnie, la lase, le loracepam et la compañía. La encuesta “Edades”, del Ministerio de Salud, dice que el 16% de las mujeres de 15 a 64 años consumen, por delante del 10,3% de los hombres.

Ana Macas es directora técnica de los programas de prevención y tratamiento de la Fundación Aldaba-Proyecto Hombre Valladolid: “El nido vaco, la soledad, la infelicidad, el estrs, los malestares emocionales, el trabajo, el cansancio fsico y la load mental son para las «Factores de riesgo de las mujeres para el consumo de alcohol, drogas y otras drogas, como la falta de comprensión de Evasin». Eso es lo que digo, ningún hijo está asociado con el partido excepto por problemas.

En el centro, para Mara, sitúan las rutinas, el orden, la subida a las 7 de la mañana, las 5 comidas al día, las terapias, las confesiones, la convivencia. «Cuando nací hace 15 años, nací con eso. En la cabaña que me tocó lidiar me asignaron la carta de llegada. No pude soportarlo». No hay benzodiacepinas (muy populares como anciolíticos, para dormir, para superar enfermedades, etc.) y al mismo tiempo chupar tu antidepresivo en pastilla media. Ahora ves en casa de tu madre las multas de la semana (separadas), haces ejercicio, como verdor y dejaste 10 kilos de encima. “Soy mi padre rejuvenecido. Tengo ganas de vivir«, por tanto, y en sus palabras se reveló la inevitable ilusión.

Sus necesidades, siempre las últimas

Si quieres conducir y trabajar, no tienes que quedarte en el albergue, como antes («Demasiado peligroso»), de lo contrario, estarás en una zona de conservación agrícola. Tenía la sensación de no buscar esa fantasía que siempre va acompañada de un dicho: «Quando salga, no puedo mantener el contacto con otras compañeras del centro. Es arriesgado». En sus planos de futuro está su hijo, cmo no: «Va a cumplir 16. Antes quera ser informático, mais pour moi, quiere hacer Psicologa».

Ana Macas explica que este perfil de adicta «tarda en pedir ayuda porque los mandatos sociale decén que la femme est cuidadora et son necessaires se quedan siempre à la cola». Además, “los consumidores masculinos tienen que lidiar con las relaciones sociales y el liderazgo, pero lo hicieron solos, para compensar a su estrella masculina”. Las formas de perder la custodia de los hijos y el estigma del gnero, que vinculan a los consumidores con las mujeres a nivel promiscuidad sexual ustedes son los conceptos de mala madreEsperamos que las mantengamos de manera invisible: «Por estas razones necesitamos confiar específicamente en ellas y podemos ofrecer un apoyo biopsia-social adaptado a las mujeres», concluye.